El mayor bien es pequeño

En realidad no sabéis nada de mi vida. No sabéis quién soy, de donde vengo ni a donde voy. No tenéis ni puta idea de lo que pasé para llegar a estar donde estoy. Puede que me critiquéis, habléis mal de mi, inventéis sobre mi y hasta comentéis mi vida, pero me importa poco, total, ¿para qué? Al fin y al cabo los que realmente valen la pena son los que están día si y día también, y ni ellos me conocen a la perfección. No soy perfecta, ni soy rubia, ni tengo los ojos azules. Puede que no tenga un cuerpazo y puede que a veces sea un poco borde, pero ¿y qué? No necesito todas esas cosas para ser feliz ni para hacer feliz a la gente de verdad.

Me jode no saber demostrarle a la gente lo que siento y como soy en realidad, pero me cuesta expresar mis emociones.

También me jode que los 'te quiero' se digan como quien dice 'hola' y sin sentirlos de verdad, que últimamente están muy de moda. Si te digo 'te quiero' es porque te quiero, con todo lo que ello conlleva. Como aquellas veces en que te lo repetía, y tú me correspondías. Hoy ya no es así. Cada uno por su lado. Tú rehaces tu vida y yo rehago la mía, y espero que te vaya muy bien. Ojalá algún día pueda olvidarte, pero lo que nunca podré olvidar van a ser los días que estuvimos juntos, esas conversaciones que duraban horas, todas esas cosas que me decías. Hoy, simplemente puedo presumir de todo eso, recordarlo y decir: '¿Eso? Eso era quererse de verdad'.

Menos mal que todo eso queda en nuestra memoria y así poder vivirlo todas las veces que queramos, y que aún estás ahí para todo lo que te necesito, como amigo, y doy gracias porque se suele decir que del amor al odio hay un paso y del amor a la amistad, un abismo, pero yo creo que no siempre es así, y en este caso no lo es, y me alegro de que así sea. 

 Al fin y al cabo, todo lo bueno siempre se acaba.